ARTIGAS
José Gervasio Artigas
nació en Montevideo el 19 de junio de 1764. Sus padres fueron Don Martín José
Artigas y Doña Francisca Antonia Arnal. Su abuelo paterno, Juan Antonio, figuró
entre los primeros pobladores de Montevideo. El pequeño José fue el tercer hijo
de los seis que tuvieron sus padres. En la ciudad, el hogar familiar se ubicaba
en la intersección de las actuales calles Cerrito y Colón en la ciudad vieja.
Después de estudiar en el colegio franciscano de San Bernardino, se dedicó a
las tareas rurales en las estancias de su padre.
En 1797 ingresó como soldado de caballería en
el regimiento de Blandengues, creado para combatir el robo de ganado y el
contrabando en la Banda Oriental y proteger la frontera con el Brasil. En 1805,
debió retirarse del ejército con el grado de oficial por razones de salud y se
casó con su prima Rosalía Rafaela Villagrán. Con ella tendrá tres hijos: José
María, Francisca y Petronila. Las niñas morirán a los pocos meses de nacer, lo
que finalmente provocará la demencia de Rafaela.
Durante las invasiones inglesas, entre los
años 1806 y 1807, Artigas participó activamente en la defensa de Montevideo y
la reconquista de la capital del virreinato, Buenos Aires.
En febrero de 1811, se incorporó al
movimiento revolucionario poniéndose a disposición de la junta de Buenos Aires.
La ocupación portuguesa de la Provincia
Oriental iniciada en 1816, la continua lucha contra Buenos Aires y el
alejamiento de los caudillos del litoral argentino provocó que Artigas se viera
obligado a refugiarse en Paraguay en 1820. Derrotado militarmente, pero no en
cuanto a sus ideas y su ejemplo de vida. Murió en las proximidades de Asunción
el 23 de setiembre de 1850.
CONTEXTO HISTÓRICO
SOCIEDAD Y EL HOMBRE DE LA ÉPOCA
EL HOMBRE QUE SE QUIERE FORMAR
LA CULTURA BÁRBARA:
1830-1960-1990
Los grandes
controladores sociales del siglo XIX en la cultura occidental fueron el
ejército y la policía, el maestro, el cura, el patrón y el padre de familia.
todos ellos podían participar de ambas formas de poder, pero, un tanto
obviamente, el ejercito la policía(sobre todo esta) tienen la función
específica de “castigar el cuerpo” si no se obedecía, y maestros , curas,
patrones y padres de familia usaban como método fundamental la represión del
alma, el convencimiento de que las conductas “indisciplinadas” se debían a
culpas de errores a corregir por los mismos protagonistas de el “error”: los
niños, la mujer, los delincuentes, las “perezosas” clases populares.
Para José Pedro Varela,
el creador de la escuela disciplinadora del niño (un bárbaro etario) y la
población rural (el gaucho era un “bárbaro” cultural) la civilización de esas
dos “barbaries” (tan sagazmente emparentadas) era esencial si se deseaba la
“regeneración” del país. En 1877 escribió que el gaucho vivía “la libertad
salvaje, la libertad que no refrena ni las malas costumbre ni los vicios y que
hace que el hombre se aproxime más y más hacia la esfera del animal”. El mal
del gaucho era “el horror al trabajo”, “la ociosidad” en la que “los gauchos
pasaban su vida”, es fuente de todos los vicios y de todos los males”. De ahí
el “atraso”económico del país, sus guerras civiles endémicas, pues
políticamente consideradas, los gauchos son elementos disolventes”. Solo la educación
haría del gaucho y del niño, de esos elementos ociosos y bárbaros, ciudadanos
trabajadores y pacíficos “civilizados”.
El terror al ocio, a la
sexualidad, al juego; el engrosamiento del trabajo, del ahorro, maestros, he
ahí la colección de miedos y valores que curas, maestros, médicos, padres de
familia y dirigentes políticos esgrimieron contra el niño, el adolescentes, el
joven, la mujer y las clases populares, los principales destinatarios de esta
“reforma moral”. Porque la “moralidad”, lo veremos, lo invalidó todo, hasta las
que se creían alejadas esferas del “orden en la casa” y la “higiene personal”
El niño fue objeto de
una particular atención por su naturaleza “bárbara” primero, y luego porque si
se logra inculcar en él el control del cuerpo, se obtendría un adulto
disciplinado y respetuoso. Lo esencial era predisponer al estudio y limitar su
esencia lúdica, su predisposición corporal al juego.
EL ENTORNO:
Naturaleza sin límites: La naturaleza dominaba
al hombre, desorden en la campaña, inseguridad. Perros cimarrones volvían
difíciles los desplazamientos del hombre.
Demografía en excesos:Existía una alta
natalidad y además mortalidad, la mitad de las defunciones eran niños.
El valor más importante
de la mujer era la fecundidad.
Se festejaba la muerte.
La vagancia era el único
empleo, debido al bajo costo de vida, el ocio reinaba.
El Uruguay de 1800 a
1860 no tenía casi puentes, ni un solo kilómetro de vías férreas.
Las noches eran
invencibles, las velas alumbran poco y el gas recién se instala en 1856. El
calor y el frío eran ingobernables. El ojo contemplaba muy pocas cosas que se
debieran al hombre. Eran también numerosos los animales salvajes, al grado de
que el litoral del Río Uruguay fue calificado en 1859 por el marino
norteamericano, como “la mejor región de caza que haya visto nunca”.
Los perros cimarrones
volvían difíciles los desplazamientos del hombre y azarosa la vida del ganada
menor.
“Una demografía sin excesos”:
Los anuncios
estadísticos asignaban al primer año cuya tasa de natalidad, que se conoce con
precisión para todo el país en 1880, se daba un 50 mil de nacimientos. Existía
mucha mortalidad, la mitad de los muertos eran niños, era normal en esa
cultura, la causa de la defunciones eran por enfermedades infecto-contagiosas.
“Economía y sociedad: la libertad física de los de abajo”:
La abundancia de carne,
el principal alimento, se baratura en la capital, sin ningún valor de cambio en
el medio rural, facilitaban la vida de los sectores populares, no los forzaban,
como en otras partes del mundo, a cumplir con la maldición bíblica, que suena
tanto a patronal: trabajar para comer.
Los sectores dominantes,
sin gran dominación a los sectores populares, la vagancia era su único empleo,
probabilidades reales ante la baratura de la carne, las escasas necesidades que
sentía la población rural.
El Protector no se
mostró dispuesto en ningún momento a dejar en segundo plano sus diferencias con
Buenos Aires, con el objetivo de lograr el apoyo en toda la nación en aquella
comprometida coyuntura. Planeó la resistencia en dos frentes: el combate
directo contra los invasores, que se realizaría tratando de invadir territorio
brasileño y de trasladar los efectos de la guerra a campo enemigo, y la acción
de los caudillos federales del litoral, a través de la cual pretendía conseguir
el derrocamiento del gobierno centralista, la asunción del federalismo por todo
el territorio y la subsiguiente declaración de guerra a Portugal. Extrañamente,
no parece haber pensado en su apoyo directo de la Liga a su lucha por la
supervivencia; tal vez porque lo consideró imposible de obtener.
PANORAMA POLÍTICO
El reglamento provisorio
de la provincia Oriental para el fomento de la campaña y la seguridad de sus
hacendados, más conocido como el reglamento de tierras, creado el 10 de setiembre
de 1815.
Tiene tres objetivos
principales ellos son político, social y económico.
Objetivo económico:Uno de ellos es la
recuperación de la ganadería a través de la prohibición de arrear ganado al
Brasil, y de la prohibición de la matanza del hembraje.
Y el otro: ordenamiento
de la campaña, por remisión de receptores al cuartel de purificación, exigencia
de papeletas de trabajo a los peones, aprehensión de vagos y por último la
creación de la policía rural.
Objetivo social:Fomentar los hábitos de
trabajo, crear una clase media rural, sedimentando al gaucho-poblando,
remediando así las injusticias sociales.
APLICACIÓN DEL REGLAMENTO, SEGÚN NAHUM Y BARRAN:
Según Isidoro de María,
la gente no fue a solicitar tierras, por un obstáculo natural (gaucho nómade) y
por la inseguridad que presentaba la campaña. Esta escasez documental no
existiría de haberse producido numerosas solicitudes. Hay en cambio una extrema
abundancia documental que prueba la eficacia con el que el reglamento se aplicó
en lo que significa la confiscación de las propiedades enemigas. Unas de las
opiniones más típicas de la clase pudiente es la de Dámaso A. Larrañaga y José
Reymundo Guerra en sus apuntes históricos. Que critica la aprobación del
cabildo al Reglamento que se dejaba a discreción de los comandantes o alcaldes
principales el reparto de las tierras. Critican también la repartición de
tierras sin la presencia de un agrimensor.
Esta crítica al
reglamento, muestra el temor a los grandes estancieros frente a la violación
radical del derecho de propiedad que él mismo suponía.
Se presenta una crítica
interna vemos como Larrañaga y Guerra exageran la necesidad de capital inicial
en nuestras explotaciones ganaderas de comienzo del siglo XIX. Cabe considerar
como mucho más objetivo la observación de que, al no imponer la subdivisión de
la suerte asignada entre los herederos, el reglamento provisorio a lo largo,
producía minifundios improductivos.
IDEARIO POLITICO:
Las instrucciones del año XIII:
Son 20 recomendaciones
que sintetizan el pensamiento político de Artigas. Se basan en tres ideas
principales:
·
Independencia de los territorios del río de la plata.
·
Régimen del gobierno republicano.
·
Confederación de las provincias bajo un gobierno supremo.
En la primera
instrucción se pide que se declare la independencia de las provincias unidas
del río de la plata con respecto a la corona española de la que habían
dependido hasta el momento.
En la segunda se
establece que después de la independencia, las provincias unidas debían
organizarse en una confederación de estados independientes, unidos entre sí,
por vínculos de amistad.
La cuarta instrucción
pedía establecer un gobierno supremo de la Nación que atendería todos los
asuntos de orden general y establecer además, gobiernos provinciales que se
encargarán de la administración de cada provincia, en esta instrucción aparece
la idea de que cada provincia fuera un estado independiente y estuvieran todos
unidos por un gobierno supremo.
LA REVOLUCIÓN ORIENTAL Y SUS INSTRUMENTOS
EDUCATIVOS
Era necesario cambiar los hábitos y estructuras
mentales de los hombres, si la nueva organización institucional quería
perdurar. Para establecer definitivamente el nuevo sistema, el imprescindible
formar al hombre nuevo. Esta tarea fue el imperativo de la revolución. Sentía
como necesidad por el Caudillo, constituyó una constante preocupación
realizarla.
Son dos, fundamentalmente, los
instrumentos manejados a través del proceso revolucionario para formar al
hombre nuevo: la compulsión y la persuasión.
INSTITUCIONES POLÍTICAS QUE GENERAN VALORES FORMATIVOS
Los magistrados: dentro del pensamiento
de Caudillo, la moral cívica (virtud), se adquiere mediante la participación
activa de los ciudadanos en los mecanismos políticos de la comunidad; es
indispensable el conocimiento positivo de los deberes y derechos de cada uno, y
su correspondiente ejercicio. Pero en ese proceso de formación de la conciencia
política de los ciudadanos, tiene un papel doblemente fundamental que el hombre
en quien ha depositado su confianza la revolución y la masa popular, al
elegirlo para desempeñar en su nombre una determinada función.
Congresos y cabildos: el pueblo en el pleno
goce de sus derechos, es el responsable de su destino; por esta razón los Congresos
constituyen el organismo político básico donde se ha de discutir la suerte de
los habitantes de la provincia. Los Congresos Orientales, constituye en un foro
de inagotables posibilidades en la formación moral y política del hombre nuevo.
Es indudable su intención educativa, cuando Artigas expresa, refiriéndose a la
participación de los ciudadanos a las funciones concejiles: “Entretanto es
preciso ir templando la cosa, e interesando en la causa pública a todos, porque
de lo contrario siempre viviríamos incierto de nuestra suerte”.
INSTITUCIONES ECONÓMICAS, CULTURALES Y RELIGIOSAS; SU PODER FORMATIVO
El trabajo: Artigas atribuye una
importancia decisiva el trabajo, como medio seguro de levantar la estructura
económica de la Provincia y por ese camino hacer efectiva la “pública
felicidad”. Las tareas agrícolas ganaderas, constituyen además de una
oportunidad económica para el nuevo estado, una posibilidad de disciplinar al
hombre fijándola suelo.
La injusticia social se reparaba a medias
en el trámite de dar a cada uno la “suerte de estancia”, ese donativo
constituía el medio de la oportunidad de rehabilitar al hombre y permitirle la
formación y expresión de una personalidad integra a través del dominio
inteligente de la naturaleza cimarrona.
Debe al trabajo como vehículo de
moralización o “purificación” del sujeto descarriado o asocial.
La poesía: La poesía y el mito han
sido siempre un factor positivo fundamental en la formación de lo que podríamos
llamar: espíritu colectivo de un pueblo. La Revolución Oriental encontró en la
poesía un instrumento eficaz para la difusión y propaganda de sus ideales y
realización y en Bartolomé Hidalgo (primer poeta nacional) un inteligente
creador que interpretó. Él, inaugurar el “estilo gauchesco”, en la poesía del
Río de la Plata, obedeciendo fundamentalmente a una necesidad de militancia
política: era necesario llegar con las ideas de la Revolución hasta la masa
popular analfabeta.
La prensa: La Revolución acusó la
necesidad de contar con un órgano periodístico de propaganda y difusión, que
permitiera mantener informados a los ciudadanos de los logros del movimiento,
contrarrestando de esta forma las tramas de falsedades que sobre el “sistema”
tejían sus adversarios.
INSTITUCIONES ESPECÍFICAMENTE EDUCATIVAS
En el terreno del estrictamente educativo,
las realizaciones de la Revolución se concentran en tres instituciones
fundamentales:
·
La Escuela de Primeras Letras o “Escuela de la Patria”
·
La Primera Biblioteca Pública y
·
La Cátedra de Gramática castellana y Latina.
Estas instituciones no son el resultado
del de una improvisación más o menos feliz, impuesta por las circunstancias,
sus raíces se insertan con coherencia en la intención planificadora de la estructura institucional de la Provincia,
alentada por el Caudillo, con el fin de asegurar la “pública felicidad” sobre
los pilares de “Libertad, igualdad y seguridad “.
La enseñanza elemental, lo que después
serán postulados de la Reforma Valeriana: gratuidad, universalidad y
obligatoriedad, tienen su origen en el “Proyecto de Constitución para la
Provincia Oriental del Uruguay”.
LAS “ESCUELAS DE LA PATRIA”
Con la expulsión
definitiva del ejército español de nuestro territorio (a consecuencia del sitio
de Montevideo) se clausura en Octubre de 1812 la escuela que el Cabildo había
establecido en 1809. Recién tres años después esta escuela volverá a abrir sus puertas,
pero ahora ya bajo el contralor del gobierno artiguista. El preceptor de esta
escuela será Manuel Pagola que la mantendrá dentro de los parámetros
educacionales anteriores, aunque algo mitigadas las practicas disciplinarias y
eliminada la discriminación racial antes existente. Pocos meses después, sin
embargo, a instancias de Artigas, es separado de su cargo dicho preceptor
debido a que profesaba ideas contrarias al nuevo régimen. En su lugar fue
designado el padre José Benito Lamas “hasta que pueda practicarse el esencial
requisito de la oposición, prevenido para este caso, el que en la actualidad no
ha sido posible allanarse; atendida la existencia de un negocio de la primera
importancia, publico”.
ESCUELAS DE ENSEÑANZA MEDIA
Funcionaba (alrededor de
1819) además una academia de dibujo a cargo de Luis Saporitti, un aula de
ciencia matemática cuyo profesor era el Cap. De Artillería Marcelino
Basconzelos. Por otra parte, un sacerdote y periodista Camilo Henriques propuso
al Cabildo la creación de una “Academia de educación útil para todas las
profesiones que con el tiempo haya de dedicarse la juventud”, la cual
recibirá niños mayores de 12 años, e impartirá cursos de: idioma castellano,
dos idiomas extranjeros, lógica, elementos de matemática pura y dibujo.
Una comisión del Cabildo integrada por Larrañaga, Nicolás Herrera, Juan Larrea
y Prudencio Murguiondo, pide que dicho programa sea ampliado, pero su
proponente se retira a Buenos Aires, quedando el intento frustrado.
ARTIGAS EDUCADOR
Artigas fue
incuestionablemente un educador, en múltiples sentidos, entre otros, porque se preocupó
por la educación, especialmente de los humildes; porque creó una conciencia
cívica nacional; porque influyó sobre lo hombres que estructuraron las formas
de educación superior en ambas márgenes del Plata.
El interés de Artigas
por la educación queda de manifiesto, entre otros aspectos, en la carta que
envió desde la Purificación al Cabildo de Montevideo, el 10 de setiembre de
1815, pidiendo instrumental didáctico “para atender la enseñanza de estos
jóvenes, y fundar una escuela de primeras letras en esta nueva población”,
También, en severo juzgamiento de quien consideraba desde las aulas contra las
bases del sistema, según surge del expediente relativo al preceptor Manuela
Pagola, de fecha 9 de octubre de 1815 (porque “los jóvenes deben recibir un
influjo favorable en su educación, para que sean virtuosos y útiles a su país
(y) no podrán recibir esta bella disposición de un maestro enemigo de nuestro
sistema”).
La frustración no se
hizo esperar: no se consiguieron periodistas.
Y así lo expresa: “Todo
me demuestra la poca decisión y la falta de espíritu público que observó en ese
pueblo. Yo deposite en ese Cabildo esta confianza, ansiosa de verla desempeñada
y una frialdad degradante ha ocupado el asiento de las revoluciones”
Siempre tuvo claro su
papel de educador: “estamos para formar hombres”, le escribe al Cabildo el 22
de junio de 1816. En cuanto al tema de la educación es incuestionable la
coherencia entre sus dichos y sus acciones. En algunos de sus escritos, deja en
evidencia el pensamiento sobre la cultura:
·
“Enseñamos a los paisanos a ser virtuosos” (Al cabildo de Montevideo,
8/8/1815).
·
“Formemos ciudadanos capaces de honrar el decoro de un Gobierno que, siendo
justo en sus principios, debe igualmente serlo en sus resultados” (Al cabildo
de Montevideo, 24/5/1816).
·
“Sean los orientales tan ilustrados como valiente” (Santo y seña del
Ejército, 30/5/1816).
·
“Creo que concederle (al maestro) la gracia de que tenga (alumnos) quiera,
se facilita la enseñanza de los jóvenes y que los padres de familia tengan ese
recurso para el adelantamiento de sus hijos”. (Al cabildo de Montevideo,
22/6/1816).
Artigas creo una
conciencia cívica nacional, por la gravitación poderosa y honda, por el influjo
perdurable por su ideario, su conducta y su obra. Según lo afirma Eduardo
Acevedo, la figura de Artigas está rodeada de cinco aureolas: la del
republicano, la de defensor de la soberanía popular, la del promotor del
federalismo, la del organizador de los pueblos autónomos contra las tutelas
extranjeras y finalmente la del “portaestandarte de las ideas de humanidad y de
respeto a todos los derechos, cuando la bandera de sangre y de violencia
recorría triunfante y sin barreras el vasto escenario americano”.
Estas aureolas constituyen
un rico contenido ideológico que sirvió de ejemplo y educo.
Y en los principios que
emergen de las instrucciones del 5 de abril de 1813, en las normas sobre las
aduanas, y en el reglamento de 10 de setiembre de 1815, “para fomento de la
campaña y seguridad de sus hacendados”, como se titulaba, queda configurado un
pensamiento rector en cuanto a la economía y las libertades de comercio, de
puertos, de descentralización, aduanera y la libre navegación de los ríos, lo
que en definitiva impulso y labro.
Artigas tuvo, por otra
parte, estrecha interrelación con los intelectuales y los personajes políticos
que organizaron los estudios superiores en ambas márgenes del Plata.
Si las Instrucciones del
año XIII, son el primer documento de literatura jurídica uruguaya, la
correspondencia con el Cabildo es el primer conjunto de piezas imperecederas de
literatura administrativa uruguaya. Hacemos referencia al estilo literario de
Artigas.
La figura del sacerdote
Dámaso Antonio Larrañaga está íntimamente vinculada a la revolución artiguista.
Se trata de un sabio, al que Arturo Ardao le atribuye el mérito de haber sido
fundador de la geología, la mineralogía, la meteorología, la botánica, la
zoología, la paleontología, la lingüística, la etnografía y la historiografía
nacionales.
Larrañaga presentó en
1815 ante el Cabildo “Gobernador” de Montevideo, la iniciativa de formar una
biblioteca pública. El Cabildo dio traslado a Artigas para obtener su
autorización y éste respondió desde Paysandú el 12 de agosto de dicho
año, que “jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier obra que
en su objeto llevase esculpido el título de pública felicidad”. Y agregaba:
“Conozco las ventajas de una Biblioteca Pública y espero que V.S cooperará con
su esfuerzo e influjo a perfeccionarla”. En el mismo oficio Artigas dispuso
que, habiendo tenido noticia de que el cura Ortiz (fallecido) había destinado
su biblioteca particular para el Cabildo de Buenos Aires, se “aplicara” por
orden suya a la de Montevideo.
Designado Larrañaga como
Director de la Biblioteca a inaugurarse, procedió de inmediato al “arreglo de
millares de libros”, como la expresará él mismo al Cabildo. La Biblioteca se
fundó oficialmente el 26 de mayo de 1816, y pasó a funcionar en la sede del Fuerte
(hoy plaza Zabala), hasta el 10 de abril de 1817, fecha en la que, por ser
necesario el espacio que ocupaba para el alojamiento de las nuevas autoridades
portuguesas a las que se había entregado la Plaza, pasó, con las
formalidades de estilo (depositario, veedor, etc) al local que fuera vivienda
del Padre Pérez Castellano, donde ya se encontraba la Imprenta del Estado.
En 1815 Artigas pidió al
Vicariato Capitular de Buenos Aires (autoridad que sustituía al Obispo Lué y
Riega, que había fallecido en 1812 y cuyo cargo estaba aún vacante), que
concediera facultades extraordinarias al padre Larrañaga, entonces cura de la
Matriz. Larrañaga pasó a ser Subdelegado de toda la Provincia, incrementándose
de ese modo la descentralización de este territorio.
Ambos documentos,
redactados con fin técnica, resumen muy cabalmente el ideario de Artigas. ¿Cómo
había ido a parar España documentos de tanta importancia para nuestro país que,
paradojalmente, eran hasta entonces desconocidos con él? Fue Andrés Villalba,
Encargado de Negocios de España en Río de Janeiro, quien en 1815, había enviado
esos manuscritos a la Corona española, por la vía confidencial de estilo, junto
con una bandera artiguista.
Centremos nuestro
enfoque en el proyecto de Constitución provincial. Se ha dicho que tuvo el
mérito de haber sido el primero que se redactó en la Plata, abriendo en
consecuencia el fecundo camino que habrían de seguir después las demás
provincias. Los pueblos cuyos delegados pronunciarse sobre ese proyecto eran
Canelones, Piedras, Pando, Minas, Maldonado, San Carlos, Rocha, Santa Teresa,
Santa Lucía, Pintado, San José, el Escolla, Colonia, Espinillo, Vivoras, Santo
Domingo Soriano, Mercedes, Porongos, Paysandú, Cerro Largo y Belén.
Es en el proyecto
provincial donde aparecen las dos disposiciones sobre educación. El primero
trata sobre educación primaria. El segundo se refiere a la educación media y
superior.
CONSTITUCIÓN ARTIGUISTA (Artículo1º, capítulo 3º)
“Como la felicidad [y] prosperidad de un pueblo y el
buen orden y la preservación del gobierno civil dependen esencialmente de la
piedad, religión y moralidad; por tanto, para promover su felicidad y para
asegurar el buen orden y preservación de su gobierno, el pueblo de esta
provincia (tiene derecho para) conferir a su legislatura el poder de requerir y
autoridad, y la legislatura autorizará y requerirá de tiempo en tiempo a las
diversas ciudades , curatos, distritos y otros cuerpos políticos, para hacer a
sus expensas los establecimientos públicos de escuelas para enseñanza de los
niños y su educación; de suerte que se tendrá por ley fundamental y esencial,
que todos los habitantes nacidos en esta provincia precisamente han de saber
leer y escribir; pues deberá ser uno de los cargos más fuertes que se le haga
a al Juez Anunciador (Primer Tribunal de
Justicia) en la falta de no obligar a un habitante propietario de su
departamento en poner a sus hijos en la escuela antes de darles otro giro, a fin
de que logren la enseñanza de los derechos del hombre, y de que se instruyan en
el pacto social por el cual todo el pueblo estipula con cada ciudadano, y cada
ciudadano con todo el pueblo”
Para entender la índole
de las innovaciones que introdujo el pensamiento artiguista en el artículo
citado, se hace necesario comparar su texto con el de su fuente inspiradora: la
Constitución de Massachusetts.
Las entidades destinadas
cuyo celo para fundar escuelas deberá incentivar la legislatura son de
naturaleza eclesiástica.
Establece la distinción,
técnicamente inobjetable, entre “la enseñanza de los niños y su educación”. Los
“establecimientos públicos de escuelas” a fundarse no cumplirán la finalidad
perseguida con una sola operatividad externa del docente (enseñar, de latín
mostrar, señalar, indicar), sino que requieren un efecto un resultado en la
interioridad biopsíquica del niño: su educación.
En el párrafo siguiente
resalta una referencia inequívoca al principio medular de la obligatoriedad de
la escuela primaria. Plantear rico, vigoroso y enérgico, como el que surge de
una firme convicción. Indudablemente estamos frente a la expresión matriz del
principio obligatoriedad en estos territorios. Nunca se habían encarado de
forma tan categórica y abarcadora; ni se había formulado jurídicamente en un
conjunto normativo coherente y sistemático. Menos aún a nivel de una norma
jerárquicamente superior como lo es una carta constitucional, poniendo el
principio a salvo ante cualesquiera contingencias políticas y dejándolo
resguardado respecto de las mayorías ocasionales de las asambleas.
Pero sobretodo debe
destacarse un aspecto original: el viraje insólito, y giro inesperado con
respecto al modelo norteamericano curso enunciado venía copiando. En lugar de
templo, escuelas y en lugar de pastores protestantes, maestros. En lugar de
imponer una religión implantó una educación. Admirable independencia de
criterio: no hubo imitación servil de un texto que seducía por su prestigio. El
constituyente artiguista superó esa sugestión, traspasando el sobresaliente
mérito de la fuente inspiradora, con el impulso vigoroso de su creatividad.
Con una fuerte
preocupación autonomista declara “principio fundamental y esencial” que todos
al queso que las han nacido “en la provincia precisamente han de saber leer y
escribir”. El constituyente oriental trasunta una temprana y explicable
desconfianza hacia el gobierno de Buenos Aires.
La obligación de enviar
sus hijos a la escuela, de la que son titulares los padres, es previa el
cumplimiento de cualquier cometido o servicio desarrollar o ejercer por
aquellos a la comunidad. Ello impone que en concepto del constituyente, el
proceso de la educación es prioritario y debería llevarse a cabo con antelación
al intereso por parte del niño en cualquier situación de carácter laboral
(“antes de darle otro giro”).
Hay una neta prevalencia
de la educación cívico-republicana por sobre cualquier otro contenido
educativo, salvo claro está, los derechos humanos y la organización de los
mecanismos sociopolítico que hacen posible la convivencia. Los derechos del
hombre a que aludían los textos más avanzados de la época, era lo que hoy
llamaríamos “derechos de primera generación”.
REFLEXIÓN
De la mano del
liderazgo caudillista de Artigas, y en el marco del prolifero año 1815, donde
imperó la perspectiva evangélica de que "los más infelices sean los más
privilegiados", asomó en el horizonte la radical fundación de una
"Escuela de la Patria" en pleno campamento de Purificación y bajo la
dirección del sacerdote oriental José Benito Lamas. El acontecimiento se
inscribe en el impactante lapso en que la Provincia Oriental adquiere su
condición de autonomía y en su enfrentamiento con el gobierno de Buenos Aires
de la época, pareciera como si estuviera en el ejercicio pleno de su
independencia.
Teniendo en cuenta los hechos relatados, concluimos que nuestro prócer, del que todos destacamos su ideario político o económico, merece que se tengan en cuenta sus ideales respecto a ala educación, fue quien planteó las ideas primitivas de la escuela que más tarde llevara a cabo José Pedro Varela.
Compartimos un video sobre nuestro prócer José Gervasio Artigas
Teniendo en cuenta los hechos relatados, concluimos que nuestro prócer, del que todos destacamos su ideario político o económico, merece que se tengan en cuenta sus ideales respecto a ala educación, fue quien planteó las ideas primitivas de la escuela que más tarde llevara a cabo José Pedro Varela.
Compartimos un video sobre nuestro prócer José Gervasio Artigas
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Reyes Abadie, W.
"Crónica General de la Banda Oriental", Ediciones de la Banda
Oriental, Tomo II, 1980.
- Reyes Abadie, W.
"Artigas y el federalismo en el Río de la Plata", Ediciones de la
Banda Oriental y La República, 1998.
- Oscar Martínez. "Trabajo de profesores y estudiantes" del Instituto de Formación Docente de San José.
- Lincoln R. Maiztegui. "Caudillos", Editorial Planeta, 2012.
- Bralich Jorge. "Una historia de la educación en el Uruguay", Editorial Fundación de Cultura Universitaria, 1996.
- Palomeque, Agapo luis, Mena Segarra, Enrique. "Historia de la educación uruguaya", Ediciones De la Plaza, 2012.
- Barran, José Pedro. "Historia de la sensibilidad", Ediciones de la Banda Oriental, 2011
Autoras:
Pamela Sánchez
Fiorela Cháves
Sabina Bentancor
- Barran, José Pedro. "Historia de la sensibilidad", Ediciones de la Banda Oriental, 2011
Autoras:
Pamela Sánchez
Fiorela Cháves
Sabina Bentancor
Muy buen trabajo calificación 11
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